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jueves, 26 de agosto de 2010
Cuando el calor derrite el pensamiento.
Hace tanto calor que resulta difícil pensar. La imaginación suda y suplica que abramos ventanas por las que traspirar. Lo que hace falta es un buen balcón lleno de geranios y jazmines que contaminen con su olor el sopor del mercurio.
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