lunes, 23 de agosto de 2010

Kantor

Estuve hace unos días en Cracovia y descubrí Polonia en la piel de Tadeus Kantor. Sus marionetas son parte de la huella que todos los que vivimos el teatro nos ha dejado como testimonios de su mirada pausada, tierna e inquieta. Abrí una nueva ventana en algún rincón de mí, cerca del hígado quizás. O del corazón. Vi el vídeo de uno de sus ensayos. Era el ensayo de un director que, como todo sabio, dudaba. Toda una lección.

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